Con la gran experiencia que me brindó la única vez en mi vida que he montado a caballo, me arremango el coraje, me visto con el talante de amazonas y acepto la propuesta de Willi (alias Chocolatito), un joven guía con carácter emprendedor, de ir de paseo hasta la playa con un equino entre las piernas. Nos damos cita a las 6h para ir hasta el picadero, que resulta ser la casa de un agricultor que renta los dos caballos con los que realiza las labores del campo. Y de repente, todos los pasos se aceleran y mientras voy repitiendo y repitiendo que tengo un nivel de principiante, ya me tienen a lomos del animal, me dan las dos cuerdas y me dejan suelta al grito de “jálale despacito y se parará”: falso. Con algo así como la valentía de los temerarios, recorro los 10 km de paseo por caminos de tierra, carretera y costa, agradeciendo que mi caballo, que es albino de mirada esquiva, sea además, de personalidad gregaria y siga al guía (que no entiende de nociones básicas de manejo del asunto). El espectáculo comienza cuando hemos de reemprender la vuelta y se confirma la advertencia matutina del propietario de las bestias “cuidado con el más joven que se embravece al montarlo” y el guía, experto jinete, no consigue de ningún modo sujetar al susodicho que se echa a correr todo ufano por la arena. Escena final: ahí nos tenéis a Chocalatito y a mi intrépida persona, subidos en un mismo caballo y muy apretados en la misma silla, de regreso al hogar mientras el caballo que apuesta por la autodeterminación, nos sigue a unos metros. El orgullo y lo cómico de la situación, nos hacen mantener la mirada alta y hacer como que no escuchamos los mil comentarios picantes y burlescos de las personas que nos encontramos por el camino aludiendo a la gran picaresca que ha tenido que demostrar el guía para conseguir cabalgar agarradico a mi espalda. Yo voy tranquila al respecto pues Willi, después de media hora avanzando en semejante estado, en voz extremadamente baja, me confiesa al oído “no podría embravarte aunque quisiera, que tengo los huevos tumecidos”… Asi que, cotocloc cotocloc continuamos avanzando … I'm a poor lonesome cowboy I've a long long way from home
Suerte que diste clases antes de partir!
ResponderEliminarYa vemos que estás echa toda una amazonas, y estamos muy contentos que no te tocara a tí el caballo desertor! Ya nos enseñarás más fotos!
Fue un gusto verte la cara el otro día! Besines de Xiscu y mios!
NUNCA!... NUNCA!!!!... INSISTO NUNCA!!!
ResponderEliminarNUNCA TE FIES DE ALGUIEN QUE SE HACE LLAMAR CHOCOLATITO!!
Capítulo 2.453, en este caso no se trata de la frontera franco suiza ni del acelerador de partículas pero una relinda amazonas tuvo que socorrer al macho al cual un caballo le toco la batuca. Al final, almendrita ganó a chocolatito!
ResponderEliminarGuapa guapísima¿querrás creer que no encuentro la puerta deeste blog tuyo y estoy pidiendo ayuda para que me dejen entrar por donde sea?
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